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Es una construcción de mampostería y sillería en las esquinas de la torre, contrafuertes y portadas, destacando el sentido longitudinal del templo parroquial, alterado con los elementos verticales de la torre y la cúpula sobre la capilla mayor.

El edificio fue construido a finales del siglo XV, la cabecera es del período barroco, con terminación fechada en el anillo de la cúpula: “ACABOSE AÑO 1755”.

El atrio fue cementerio hasta 1891, en el cual se pueden ver aún algunas lápidas, al igual que las lápidas laudatorias del interior de la iglesia, donde podemos leer: “S(epultura) DIEGO ALONSO JVAN MVÑOZ MVÑANA Y EREDEROS. 1675 AÑOS”. “S(epultura) DE BARTOLOME GIL PAJARES Y EREDEROS. AÑO 1676”. “SA (spultur) D. DOMINGO SANCHEZ TORRES I EREDEROS. AÑO DE 1698”. “S(epultura) DE LUIS FERNANDO CASAS Y EREDEROS. 16(…)”. El templo se pavimentó con baldosines en 1926.

Se accede al interior mediante un pórtico situado en el costado meridional, modelo frecuente en las iglesias de las distintas poblaciones de la comarca de Trujillo. Presenta cuatro amplias arcadas de medio punto peraltado sobre columnas cilíndricas. En el lado de los pies se levanta la torre, de un solo cuerpo y remate en chapitel piramidal. Existen accesos al templo en sus dos laterales y en la fachada de los pies. La puerta norte está cegada; es la más sencilla, presentando un simple arco de medio punto sin decoración. La de los pies presenta arco apuntado con trasdosamiento de dientes de sierra, encuadramiento de perfil que se quiebra en el centro coronándose con una cruz. Sobre la puerta destacan las ménsulas, que son los restos que aún perviven del primitivo soporte del pórtico. La puerta principal se sitúa en el lado sur, precedida de pórtico; el hueco está perfilado en arco carpanel, aunque los baquetones que van moldurando las distintas arquivoltas tienen dibujo conopial; con la salvedad de que en la última corre una decoración de puntas de diamante. Sobre el alfiz aparece un escudo de armas.

En el interior destaca la horizontalidad, presentando nave única con tres tramos separados por arcos apuntados, cubiertos por estructuras de madera a dos vertientes, aunque una de las estructuras ha sido sustituida por techumbre de cemento, y cúpula sobre pechinas en la capilla mayor. A los pies se sitúa el coro cubierto con bóveda de aristas y triple arcada de medio punto.

El retablo mayor que ocupa el ábside estuvo en la iglesia de Santiago de Miajadas hasta 1960, cuando se trasladó a este municipio durante las obras de restauración del templo. En el Inventario de la iglesia de 1925 aún se detallan algunos restos del antiguo retablo. Es de traza clásica con cuatro columnas toscanas y frontón partido. Obra del siglo XVII, encuadra un templete de dobles columnas de orden compuesto con hornacinas y lleva un remate. Preside el retablo una imagen moderna del Crucificado y, sobre él, una imagen de la Inmaculada, donación a la iglesia de las Hijas de María. Destaca una talla policromada representando a Santo Domingo de Guzmán, del siglo XVIII, que fue donada por la Condesa de Romera.

Existió otro retablo barroco, de talla dorada, con columnas salomónicas adornadas con racimos de uvas, que ocupaba el testero de la parroquia. Otras imágenes, que desaparecieron o fueron pasto de las llamas durante la Guerra Civil Española, eran conocidas gracias a la visita realizada en 1782: Santísimo Ángel de la Guarda, San Ildefonso, otra imagen de Santo Domingo, Perpetuo Socorro, Dulce nombre de Jesús, Santa Ana, San Pedro, los mártires San Fabián y San Sebastián procedentes de su ermita, San Francisco de Asís y la Virgen de Gracia.

En el lado de la Epístola se encuentra la sacristía, y en su interior un Cristo crucificado muerto, obra popular del siglo XVIII. También cuenta con un armario-hornacina labrado en piedra, de mediados del siglo XVI, de gran valor artístico, construido con cantería; es cuadrado, con marco moldurado, enmarcado por pilastras encasetonadas con rosetas, y estas, a su vez, por columnas estriadas con tercio inferior de junquillos y capiteles con flores y volutas invertidas; sobre todo el conjunto corre un entablamento liso. Esta rematado con tres frontones curvos que albergan los bustos en altorrelieve con las efigies de San Pedro, San Pablo y en el central, separado de los otros mediante balaustres, la imagen del Papa.

En agosto de 1936, durante la Guerra Civil, se provocaron daños importantes en la estructura de la iglesia y se quemaron imágenes y documentos del archivo que se encontraban en la sacristía.

Actualmente destacan un cáliz de plata en su color con decoración de pequeñas perlas en el pie y en el astil, con las marcas del león de Córdoba, RG y Z, marca de José de Santa Cruz y Zaldúa, de finales del siglo XVIII; un cáliz de plata en su color, de finales del siglo XVI, con decoración floral en el pie, astil poligonal y macolla ovoide con rombos y círculos, y carnosas hojas en la subcopa; y un copón de plata en su color, obra del siglo XVIII, sin marcas y con decoración de Rosario de perlas en el pie, astil y borde de la copa, que remata en cruz con rayos.

En el lado del Evangelio destaca un púlpito granítico, del siglo XV y de gran valor artístico, sobre un pedestal cilíndrico estriado, formado a base de cuatro paneles con artística labra de arquillos ciegos y lóbulos con tracería gótica. En el lado de la Epístola hay una artística pila bautismal, de finales del siglo XV, con taza circular lisa y apoyada en un pedestal de fuste cilíndrico y basa hexagonal.

Destaca una imagen de Cristo con la cruz a cuestas, del siglo XVIII, en madera policromada repintada, conocido en el municipio como ‘Santo Cristo’. En el Inventario de 1925 se detalla: “otro retablo del altar del Santo Cristo de madera tallada, con hornacina y puerta de cristal. La efigie y una cruz miden 1 m con 50 cm”1. No obstante, dicha imagen no recibía años atrás esta denominación, ya que en el Inventario de 1925 se lee: “En el altar de las Ánimas hay una Virgen del Carmen de metro noventa y otra de Jesús con la cruz a cuestas, casi nueva, de un 1 m y 55 cm”.

En el lado de la Epístola hay un retablo neoclásico, del siglo XIX, de escaso valor. Tiene tres calles separadas y acristaladas, y alberga las imágenes modernas del Resucitado, San José con el Niño y la Virgen del Rosario.

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